BLOG DEL MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD

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viernes, 20 de marzo de 2009

Una ojeada a los ambientes Pobres.

Introducción:

30 de octubre de 2006, Roma − Tras recordar que las promesas no sustituyen los alimentos, el Director General de la FAO, Jacques Diouf, exhortó hoy a los líderes mundiales a cumplir el compromiso adquirido hace una década de reducir a la mitad el número de personas que pasan hambre en el mundo para 2015.A 10 años de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) celebrada en Roma en 1996, en la cual se prometió reducir a la mitad el número de personas subnutridas para 2015, hoy sufren hambre más personas en los países en desarrollo (820 millones) que en 1996, señaló Diouf."Lejos de disminuir, la cifra de personas que pasan hambre en el mundo está aumentando, a un ritmo de cuatro millones al año", subrayó Diouf durante la presentación del informe anual de la FAO El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI-2006, por sus siglas en inglés).

En lo personal, pienso que noticias como estas no son una excepción a la regla, ni una casualidad. A quienes les haya gustado leer la historia recordarán la forma en la que muchas civilizaciones se desarrollaron encaramándose sobre un andamiaje de personas humanas y de vidas humanas. De modo que no es excepcional, ni casualidad, que “el ser humano, sea victimario del ser humano”. Es quizás la más pesada herencia cultural que se necesita cambiar hoy. Pero no es un hecho para nada inusual.

En la redacción del “Manifiesto por la Solidaridad” Nos dirigimos a la consciencia, sentido humano, y poder de decisión de gobernantes, Grandes lideres, y organizaciones sociales, incluso organizaciones de carácter global. No es extraño que no hayan dado muestras de oír aún. Y lo que es peor, no es extraño que no hayan dado muestras de ver.

De modo que en este trabajo voy a intentar dos cosas. En primero lugar desarrollar una mirada orientada a comprender como es un ambiente pobre. Pero como con eso no basta para nuestros propósitos, en segundo lugar voy a intentar desarrollar algunas ideas o herramientas, mediante las cuales es posible ayudar en la promoción de dichos ambientes de pobreza. La orientación general de este trabajo, el cual es necesariamente subjetivo e incompleto, está destinada a promover una mejor calidad de vida para todos los seres humanos, pero en especial para aquellos que se hallan en estado de necesidad. Asunto por otra parte, que ha sido un poco el empeño de mi propia vida individual. Con resultados anecdóticos, como todos los esfuerzos que se realizan aisladamente, sin la posibilidad de una organización y una constancia o sistematización.

Consideren este trabajo entonces nada más que un aporte personal de un individuo que se identifica con el propósito planteado en el Manifiesto Por la Solidaridad. Una forma de abrir el debate concreto, orientado a pensar de qué maneras se puede ayudar.

Muchas gracias.
Juan Carlos Lozano

Capitulo Primero

Una ojeada a los ambientes Pobres.

En el contexto económico mundial, muchos países se encuentran afectados por una evolución inevitable que acarrea importantes consecuencias para la vida familiar y profesional del mundo obrero. No podemos dejarnos llevar por ese proceso de “Deshumanización”, pues correríamos el riesgo de vernos materializados por él. Por el contrario, tenemos el deber de analizar de manera correcta y lúcida, el fenómeno del que somos testigos y actores. Y encontrar soluciones a la problemática que plantea, tanto en la vida personal del individuo, como en la vida colectiva.

Al ya avanzado proceso desarrollado por la Postmodernidad, se agrega hoy la denominada “Crisis financiera Global”. La cual en un par de años pasará al olvido. No sin antes dejar su huella de sufrimiento y horror en la piel de la humanidad. Infinidad de trabajadores continúan soportando la dureza del trabajo, la inquietud y la incertidumbre ante el futuro, debido principalmente, al escaso progreso económico, a lo precario de sus viejas viviendas. Al alternar con esos trabajadores, se descubre que existen en nuestras ciudades y pueblos, ambientes pobres, deshumanizados por las condiciones de vida a las que se hallan sometidos. Es un hecho que debemos hacer constar y que debe conmover lo más profundo de nuestra consciencia de personas de bien.

Tengamos pues el valor de afrontar esta situación dolorosa. Y dediquemos una atención muy especial a esos ambientes pobres, que no pueden, por si solos, superar su miseria; Ayudemos en un ejercicio del humanitarismo, pese a las numerosas dificultades con que tropiezan. Por ejemplo, la misma inercia de los pobres, desanimados y atemorizados a causa de sus debilidad, anonadados ante el temor a quedarse sin vivienda si formulan un reclamo, ante el temor a quedarse sin trabajo si se organizan en grupos, ante el temor a la represión si toman parte en una acción cualquiera que contradiga las normas bajo las cuales se los obliga a vivir.

Y no obstante, esa acción organizada es el único medio viable para asegurar la promoción colectiva de los ambientes pobres. La ayuda mutua, la cooperación, la adquisición de nuevas habilidades personales y sociales, la formación profesional, la capacidad de producir e insertarse en el mundo global, requiere hoy de esta capacidad de participar y organizarse. La marginalidad, la autoexclusión y el egoísmo en cualquiera de sus manifestaciones, no ayuda para nada a solucionar sus problemas. Mientras estas personas continúen desperdigadas, amorfos, intimidados, no lograrán librarse de su infortunio.

Como transfondo de esta actividad deben encontrarse, por supuesto, los valores de la “promoción humana”. Demostrando así que la humanidad no está por encima del individuo. Sino que emprende la ayuda a todos los ambientes sin discriminar ni excluir, como ética y moralmente corresponde a una sociedad que cuida y aprecia a todos y cada uno de sus miembros.

En los ambientes pobres, hay personas que se creen incapaces de hacer nada, y no confiarán en quienes no compartan idénticas condiciones de vida. Pero basta despertar al ser humano, para que se produzcan entonces frutos sorprendentes. Y de pronto se sienten capaces de llevar a cabo una gestión, aunque sea pequeña y simple. Cuando creían ser los últimos, incapaces de hacerse escuchar, carentes de todo valor humano, se dan cuenta que pueden actuar y recobrar su dignidad de personas libres y responsables, esto los realza ante sus propios ojos, les ayuda a dar un paso más, los acerca a la salida de su situación, los conduce hacia una mejor calidad de vida. Este es el trabajo obligado, que a mi modesto entender, se debe realizar.

Generalmente se conocen mal los ambientes pobres de las fábricas y los suburbios. Por lo general solo conocemos casos extremos: Semi-vagabundos, alcohólicos, etc. No se los toma como fenómenos colectivos, y sobre todo no nos damos cuenta de las causas estructurales que provocan su existencia. Observemos resueltamente esos ambientes, generados por nuestras sociedades, en su tristeza desconsoladora, pero también con sus valores humanos portadores de esperanza.

Abordar este problema es especialmente complicado, ya que roza la intimidad de las personas, y es tan complejo como pueda serlo la vida.

Después, la primera impresión que se recibe es la de un fatalismo contra el que nada cabe hacer, puesto que ciertas personas parecen estar abocadas irremisiblemente a la pobreza.

La miseria es, en gran parte, una herencia de sus padres que los desafortunados reciben, de la misma manera que otros heredarán una casa. Decepcionados así de la vida, se entregan a la prostitución, a la bebida, a la droga, o al robo. Y son quizás, aún más desgraciados todavía, al incursionar en estas “falsas salidas”. Se resignan a su situación, igual que sus padres y tengo la impresión que se niegan a hacer algún esfuerzo concreto y sostenido en el tiempo por superarla y sacar de ella a sus hijos. Algunos quizás se atreverán a decir: “Para comprender a los pobres hay que ser pobre, no hay que considerarlos como casos aislados, sino conocerlos en su ambiente real, el ambiente que los retiene como prisioneros, hay que ajustarse a ese ambiente”.

Por tanto es necesario comprender:
1) Como deshumanizan a las personas y como crean los ambientes pobres las condiciones de vida.
2) Como se encuentran estos pobres mantenidos en su estado, por las sociedades actuales, las cuales se encuentran a su vez en plena evolución.
Finalmente analizar los comportamientos y las mentalidades de los ambientes pobres, descubriendo de ese modo los valores y las posibilidades para la salvación y la promoción de ser humano.


El proceso de aniquilación de la Persona.

El estudio de las condiciones en que viven los ambientes pobres es impresionante, el lastre social que los circunda gravita con fuerza sobre el destino de los grupos y de las personas. Tengamos presente sin embargo que esta descripción no niega, en absoluto, que cada persona encare el bien y el mal de manera personal.

Hay una deshumanización debida a las condiciones de vida. En este condicionamiento intervienen tres factores: Los ingresos, Las condiciones de trabajo y las condiciones de vivienda.


Ingresos.
Lo módico de los ingresos en las profesiones y las calificaciones profesionales de los pobres pueden verse en las estadísticas y condiciones de cada país. Y deben ser calculadas teniendo presentes un horario semanal.

Las condiciones de trabajo.

Trabajo fatigoso:
La mayor parte de los pobres pertenecen a profesiones que no exigen una cualificación, y solo obligan a un esfuerzo físico o al automatísmo.

Trabajo antihigiénico:
Al esfuerzo físico que exigen hay que añadir la atmosfera malsana y deprimente, el ruido de las maquinas, la insuficiencia de medios de protección, etc.

Ritmos: El ritmo del trabajo aumenta las fatigas y el ambiente malsano. Como el trabajo exige poca reflexión, hay que seguir, mediante un automatismo cada vez más rápido, la maquina, la cadena de producción, o las metas planteadas para el día. El cronometraje comprueba la rapidez de los gestos. Hay que asegurar un rendimiento controlado, mediante mediciones que repercuten en el salario.

Los horarios irregulares: Los equipos de trabajo. Los tres turnos, Los turnos rotativos, las largas jornadas de trabajo con cortos bloques de descanso, agravan todavía más las condiciones de trabajo.

Las condiciones de alojamiento.

Existen todavía alojamientos reducidos, insalubres e incómodos. Las casas de pensión con un solo baño para una docena de habitantes, o una sola fuente de agua para todos. Además son casas que se encuentran muy destartaladas. Hay después los viejos inmuebles que se transforman en casas de alquiler. En algunas de esas viviendas falta aire y luz, llegando al punto de que es necesario mantener encendida la luz eléctrica durante todo el día. Esos alojamientos son en general demasiado pequeños para albergar una familia, las cuales a veces son muy numerosas. Personas que se ven obligadas a vivir hacinadas en una o dos habitaciones.

Finalmente, estas condiciones de alojamiento provocan la promiscuidad- dentro de la misma familia a causa de lo reducido del alojamiento- y también con otras familias debido a la necesidad de disponer de las comodidades y servicios esenciales, tales como el agua, la luz, el gas, o el retrete.

Estas son brevemente esbozadas las condiciones de vida de los ambientes pobres. Una visión más atenta de las condiciones de vida nos mostrará que constituyen un fenómeno del ambiente. Ante todo, estas condiciones se viven colectivamente: sea cual sea el aspecto que estudiemos, siempre estará presente este “peso de grupo”. Además estas condiciones de vida marcan a los pobres privándolos de una parte de su libertad, y cada una engendra las otras, conduciendo de este modo a un empeoramiento de las condiciones del estado de pobreza.



1- Los pobres no son libres porque son pobres.
Dependen del empresario que fija las condiciones de trabajo. Soportan el horario, el trabajo por turnos que les impide llevar una vida familiar normal. No pueden decir ni una palabra respecto a la organización del trabajo, y los ritmos de trabajo impuestos. Todo esta previsto por la dirección de la Empresa o por el dueño. A muchos les imposible tomarse unas vacaciones normales, pero en cambio, están sujetos a paros forzosos, y sus recursos se resienten; a veces, se llega hasta el despido, lo cuál representa una catástrofe.

-subordinados al empleo
Dependen también del empleo, se trata de familias enteras que no se atreven a alejarse con el fin de permanecer en cercanías de las fábricas de donde obtienen empleo. En cambio, hay muchos que se ven obligados a largas horas de desplazamiento, para trasladarse al lugar de trabajo. Añadiendo a la fatiga del viaje, los gastos que este transporte implica. La mayoría de estos trabajadores que se desplazan suele ser gente joven.

-subordinados por el alojamiento
Los pobres dependen del propietario, puesto que la vivienda no les pertenece. Y si un día se encuentran en la imposibilidad de pagar su alquiler, se les deja en la calle.

Pero este estado de subordinación cuenta con aspectos mucho más profundos, ya que el hecho de sufrir una de esas condiciones conduce a sufrir todas las demas.

- Alojamiento subordinado al empleo.

Como esas personas que ingresan a un taller textil donde se les brinda vivienda que pertenece al propietario del taller. Y una vez que son despedidos de su empleo deben abandonar al mismo tiempo su vivienda, o pagar una indemnización por los días que permanezcan sin desalojarla.

- Alojamiento subordinado a los recursos

También el alojamiento inaccesible, debido a la falta de recursos, es el que mantiene las categorías profesionales más bajas en las actuales viviendas. Formándose así sectores de barrios, barrios enteros, o zonas diferenciadas, y en ellos grupos que facilitan la presión y el acostumbramiento. Los salarios bajos, no solo no les permiten, a no ser con mucha dificultad, pagar un alquiler más elevado, sino que incluso los que quisieran lograr un alojamiento mejor, no lo consiguen a causa de las garantías que se les exigen por los mismos.

Este estado de dependencia adopta a veces aspectos mucho más modestos, por ejemplo el caso de aquellas personas que se niegan a abandonar sus barrios para no perder el crédito de los comerciantes: “si nos vamos dicen, al no conocernos nadie nos dará crédito”.

- Los recursos subordinados al alojamiento.

Finalmente, el hecho de habitar una vivienda que no reúne las condiciones requeridas impide cobrar cualquier tipo de subsidio para la vivienda. Finalmente, la vivienda reducida cuesta cara, ya que no es posible guardar provisiones, todo hay que comprarlo mucho más caro, en pequeñas cantidades, y eso agrava por consiguiente la falta de recursos. Falta de recursos que arrastra inevitablemente a la insatisfacción de necesidades elementales.

La falta de recursos repercute también en las condiciones de trabajo, ya que obliga, para salir adelante, a trabajar horas extras, dedicarse a pequeños trabajos extra después del empleo, y obliga a la madre de familia a trabajar afuera. Finalmente la falta de recursos impide satisfacer la aspiración hacia bienes legítimos. El porcentaje de las necesidades cubiertas en muchos casos se encuentra debajo del 40 %. Entonces, las amas de casa deben optar por dejar a su familia y a sus hijos, y salir a la calle a fin de proporcionar ayuda.

2- Los pobres no pueden ni renunciar, ni cultivarse.

En lugar de aprovechar las vacaciones, trabajan si les es posible, en la empresa que les emplea, o se dedican a prestar servicios extras a otras personas.

Una mutilación de las personas.
En esta etapa de nuestra reflexión, comprobamos que los miembros de los ambientes pobres no son libres; que tienen ante si obstáculos que les impiden expandirse. En realidad las condiciones son más graves de lo mencionado aquí, puesto que al no poder cubrir sus necesidades ni cultivarse, ello provoca una mutilación de las personas en el plano físico, y en el de los valores del espíritu.

MUTILACIÓN FISICA Y ESPIRITUAL.

1 En el plano de lo físico:

El resultado de este modo de vida es la ruina de la salud. A veces la salud se estropea por las malas condiciones de alojamiento y por su insalubridad, e incluso por su falta de espacio, que acaba por imposibilitar el trabajo de la madre. Ya que la obliga a hacer sobre esfuerzos habituales, o cuando está encinta.

También se pierde la salud porque se carece de medios para cuidarse, o porque tras una primera enfermedad, se han hundido en la miseria, y ya no hay forma de salir de ella.

2 En el plano de los valores del Espíritu

Falta de instrucción, educación, formación hogareña o profesional, a causa de que se ha vivido en un ambiente pobre, y de que ha sido necesario ponerse a trabajar casi desde la infancia para sobrevivir. Pero también, porque no se tiene tiempo de pensar nada mas que en sobrevivir, en el día a día, y a veces en el minuto a minuto.

La deshumanización.

Y llegamos a la última fase, aquella en la que todos los aspectos que acabamos de enumerar se interfieren unos con otros en un ciclo cada vez más rápido, arrastrando como un torbellino a las personas hacia su destrucción.
Cuando a las personas se las mutila en sus fuerzas vivas, las de su carne y las de su espíritu, y se las bloquea en condiciones de vida como las que hemos expuesto, se desemboca en la DESHUMANIZACIÓN.

Este es el aspecto más triste de los ambientes pobres.

Al no poseer instrucción, no es posible encontrar un trabajo mejor calificado, no sabe uno como defenderse, o se defiende mal. No se atreve a asumir responsabilidades y en consecuencia, las posibilidades dejan de utilizarse y el ciclo prosigue.

Por no tener la formación necesaria, no se sabe ni administrar el presupuesto, ni organizar el hogar; La alimentación es mala y se desconocen las reglas de higiene. Todo ello añadido a las condiciones de vida, explica esas enfermedades en masa, esa serie de “imprevistos” que van hundiendo cada vez más a los ambientes pobres.
Finalmente, al estar marcados por su ambiente, no se sabe hallar una forma de expansión, ni organizar los ocios, ni las vacaciones. Como se carece de cultura, no se es capaz de apreciar ni de hacer una elección correcta. Al final, muchos se hunden en situaciones irregulares, se colocan al margen de la ley, se convierten en personas a las que no es posible defender. Si en un momento determinado aparece una esperanza por algún lado, domina el peso de las condiciones de vida.

Determinados grupos son mucho más sensibles y más desheredados dentro de los ambientes pobres. Tal es el caso de los ancianos, los niños, las personas enfermas, los desocupados, las madres de familias numerosas, etc.… (Continua)

Gracias… Juan Carlos Lozano, por tu colaboración… Silvi.

lunes, 9 de marzo de 2009

Nuevo Contrato Social: Sí, lo acepto.




Este es un texto publicado en 2003 para conmemorar el triste aniversario de los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001. Nos recuerda el Contrato Social que, hace tiempo, todos nosotros aceptamos. Este texto es un acuerdo tácito que firmamos cada mañana al despertarnos con, simplemente, no hacer nada. Este texto no es una crítica social, sino que sencillamente destaca los hechos resultantes de nuestra innegable predilección por la comodidad, la indiferencia, la ceguera, la sumisión y la idiotez de todos nosotros.

Nuestro Nuevo Contrato Social dice:

1. Acepto la despiadada competitividad como la base de nuestro sistema, aunque soy consciente de que este funcionamiento engendra dolor, frustración y cólera a la inmensa mayoría de los perdedores.

2. Acepto que diariamente me humillen o me exploten a condición de que se me permita humillar o explotar a otro que ocupe un lugar inferior, en la pirámide social.

3. Acepto la exclusión social de los marginados, de los inadaptados y de los débiles, porque considero que la carga que puede asumir la sociedad tiene sus límites y ellos deben quedar excluidos.

4. Acepto remunerar generosamente a los bancos para que ellos inviertan mi sueldo a su conveniencia y que no me den ningún dividendo de sus gigantescas ganancias (ganancias que servirán para atracar a los países pobres, hecho que acepto implícitamente). Acepto también que me descuenten una fuerte comisión por prestarme dinero, dinero que proviene exclusivamente de los otros clientes.

5. Acepto que congelemos o tiremos diariamente toneladas de comida para que los índices bursátiles no se derrumben, en vez de ofrecer esa comida a los necesitados y de permitirle a algunos centenares de miles de personas, no morir de hambre cada año.


6. Acepto que sea ilegal poner fin a mi propia vida, rápidamente; en cambio tolero que se me mate lentamente, inhalando o ingiriendo substancias tóxicas autorizadas por los gobiernos. El Sistema dice que mi vida no es mía; dice que es de ellos y que sólo ellos deciden qué debo hacer con mi vida.

7. Acepto que se haga la guerra (por cualquier motivo y a cualquier costo) para así hacer reinar la paz, aunque veamos que la paz nunca se haya logrado.

8. Acepto que en nombre de la paz, el primer gasto de los Estados sea el gasto de defensa. También acepto que los conflictos sean creados artificialmente para deshacernos del enorme stock de armas y así permitirle a la economía mundial, seguir avanzando.

9. Acepto el amplio dominio del petróleo en nuestra economía, aunque sea una energía muy costosa, sucia y contaminante; y estoy totalmente de acuerdo en impedir todo intento de sustituir al petróleo. Y aunque se desvelara que hemos descubierto un medio gratuito e ilimitado de producir energía, es evidente que lo gratuito sería nuestra perdición.

10. Acepto que se condene el asesinato de otro ser humano, salvo que los gobiernos decreten que ese ser humano es un enemigo y que me alienten a matarlo. Por ello, acepto gustoso la muerte de todos mis enemigos.

11. Acepto que se divida a la opinión pública creando partidos de derecha y de izquierda, que tendrán como pasatiempo la pelea entre ellos, haciéndome creer de esta manera, que el sistema está mejorando y avanzando.

12. Además acepto toda clase de división posible (política e ideológica) con tal que esas divisiones me permitan focalizar mi cólera hacia los enemigos designados por los gobiernos, cuando se agiten sus retratos ante mis ojos.

13. Acepto que el poder de fabricar la opinión pública, antes ostentado por las religiones, esté hoy en manos de hombres de negocios no elegidos democráticamente, quienes con su dinero son totalmente libres de controlar los Estados, porque estoy convencido del buen uso que harán con ese poder.

14. Acepto que la idea de “la felicidad” se reduzca a la comodidad; acepto que “el amor” se reduzca al sexo; y acepto que “la libertad” se reduzca a la satisfacción de todos los deseos, porque esto es lo que me repite la publicidad cada día. Es simple: cuanto más infeliz soy, más consumo. Y así cumplo mi papel contribuyendo siempre al sano y buen funcionamiento de nuestra economía.

15. Acepto que el valor de una persona sea siempre proporcional a su cuenta bancaria; que se aprecie su utilidad en función de su productividad y no de sus cualidades; y que sea excluido del sistema si no produce lo suficiente.

16. Acepto que se recompense exageradamente a los deportistas famosos y a los actores taquilleros y se premie mucho menos a los profesores y a los médicos encargados de la educación y de la salud de nuestras futuras generaciones.

17. Acepto que se destierre de la sociedad a las personas mayores cuya experiencia y sabiduría podría sernos útil, pues, como somos la civilización más evolucionada del planeta (y sin duda del universo) no necesitamos ni de esa experiencia ni de esa sabiduría. Por ello, todos los ancianos sobran.

18. Acepto que se me muestren las noticias más negativas y aterradoras del mundo todos los días, para que así yo pueda apreciar hasta qué punto nuestra situación es normal y cuánta suerte tengo de vivir en Occidente. Sé que mantener el miedo en nuestros espíritus es realmente beneficioso para todos nosotros.

19. Acepto que los industriales, militares y jefes de Estado celebren reuniones regularmente para que, sin consultarnos, tomen decisiones que comprometen el porvenir de la vida, la salud y el bienestar del planeta y de todos nosotros.

20. Acepto consumir gustosamente la carne vacuna tratada con abundancia de hormonas sin que, explícitamente, se me avise del riesgo que corro.

21. Acepto que el cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) se establezca en el mundo entero, permitiendo así a las multinacionales agroalimentarias modificar genéticamente las plantas, patentar nuevos seres vivos, almacenar ganancias considerables y tener bajo su yugo a toda la agricultura mundial.

22. Acepto que los bancos internacionales presten dinero a los países que quieren más armas para combatir, y que así ellos elijan a los que harán la guerra y a los que no. Soy consciente de que es mejor financiar a los dos bandos en conflicto para así estar seguros de ganar dinero y prolongar los conflictos el mayor tiempo posible, con el fin de poder arrebatarles totalmente sus recursos si no pueden devolver los préstamos recibidos.

23. Acepto que las multinacionales se abstengan de aplicar los progresos sociales de Occidente en los países desfavorecidos, pues que ya es una suerte para ellos que los hagamos trabajar. Prefiero que se utilicen las leyes vigentes en esos países pobres para hacer trabajar a los niños en condiciones inhumanas, miserables y precarias. En nombre de los derechos humanos y los del ciudadano, no debemos ejercer injerencia en los asuntos privados de esos países pobres.

24. Acepto que los grandes laboratorios farmacéuticos y los industriales agroalimentarios vendan, en los países económicamente desfavorecidos, los productos experimentales, los caducados o los que contengan substancias cancerígenas prohibidas en Occidente.

25. Acepto que el resto del planeta, es decir más de siete mil millones de individuos, puedan pensar de otro modo a condición de que no vengan a expresar ni a compartir sus creencias en nuestra casa, y todavía menos, a intentar explicar nuestra Historia con sus nociones filosóficas primitivas.

26. Acepto la idea de que existen sólo dos posibilidades en la naturaleza, a saber: cazar o ser cazado, y si estamos dotados de una conciencia y de un lenguaje, ciertamente no es para escapar de esa dualidad, sino para justificar por qué actuamos de ese modo tan idiota e irracional.

27. Acepto considerar nuestro pasado como una continuación ininterrumpida de conflictos, de conspiraciones políticas, violación de derechos, injusticias, terrorismo, inseguridad y abuso de voluntades hegemónicas, pero sé que hoy, en nuestro presente, todo esto ya no existe porque estamos en el summum de nuestra evolución, y porque las reglas que rigen nuestro mundo son la búsqueda de la felicidad y de la libertad para todos los pueblos, tal como lo oímos sin cesar en la publicidad y en todos los discursos políticos.

28. Acepto, sin discutir, y considero como verdades todas las teorías científicas propuestas para la explicación de los misterios de nuestros orígenes. Y acepto que la naturaleza dedicó millones de años para crear a un ser humano cuyo único pasatiempo histórico es la destrucción de su propia especie, en unos instantes.

29. Acepto la búsqueda desesperada del beneficio propio como fin supremo de la Humanidad y la acumulación de riqueza como la máxima realización de toda la vida humana. De esta manera la vida es 100% plena.

30. Acepto la destrucción de los bosques, la casi desaparición de los peces en los ríos y de la vida en nuestros océanos. Acepto la extinción de las especies animales y el aumento de la polución industrial y de la dispersión de venenos químicos y de elementos radiactivos en la naturaleza, como algo necesario y natural.

31. Acepto la utilización de toda clase de aditivos químicos artificiales en las máquinas, en la tierra y en mi alimentación, porque estoy convencido de que si se añaden es porque, tal como dice la publicidad, son útiles e inocuos.

32. Acepto la presente guerra económica que actúa con rigor sobre el planeta, aunque siento que nos está llevando hacia una catástrofe sin precedentes.

33. Acepto esta situación y todas las del sistema actual, porque creo y supongo que no puedo hacer nada para cambiarla o mejorarla. El sistema está bien.

34. Acepto ser tratado, a diario, en todas mis actividades, como ganado porque todos los demás lo aceptan y porque definitivamente pienso que las mayorías deciden y lo hacen con enorme sabiduría y razón.

35. Acepto el sistema sin plantear ninguna objeción. Acepto además, cerrar los ojos ante todo esto y no formular ninguna oposición verdadera, porque estoy demasiado ocupado con mi subsistencia y con el resto de mis preocupaciones.
Incluso acepto defender a muerte este Nuevo Contrato Social si cualquier persona me lo pide o si alguien lo ataca.

36. Acepto en mi alma, en mi mente y en mi conciencia, la realidad de este Contrato que el sistema hoy coloca delante de mis ojos porque siempre he preferido ver la realidad de las cosas tal como el sistema me las presenta.



Líderes políticos del mundo: Sé que todos ustedes sólo actúan por mi bien, por el de todos, y por el del sistema. Por eso les doy las gracias.